Educa a un mexicano

Mi México no es el México de verdad. Vivo en el privilegio, donde mi educación, la empresa para la que trabajo, mi condición económica y la relación sentimental que he construido, me hacen una mujer libre. Y por eso salí a marchar.

Me reuní con cientos de miles de mujeres como yo, exigiendo que que nos nos maten, que no nos secuestren. Y ante un grito de ayuda, el gobierno de la ciudad, encabezado por una mujer, reaccionó tirando gases lacrimógenos para dispersar los contingentes.

Lo que sea que estamos logrando, hay que hacerlo más grande y más fuerte. No pensemos que vamos bien; porque la mayoría de los mexicanos sin acceso a información no logran entenderlo. Hay que simplificar los mensajes e insistir. Nos falta mucho para que sepan que una mujer, que depende económicamente de un hombre abusivo, no puede comprar preservativos. Y que, de pedirle a su marido que los usara, se ganaría una golpiza.

Hay que educar a los mexicanos para que entiendan que también es su responsabilidad concebir un ser humano. Porque los hombres solo se vienen. Y toda la sociedad no los juzga cuando no se hacen cargo de los hijos que traen al mundo. Porque ellas no se cuidaron.

Es nuestra responsabilidad no quedarnos calladas cuando alguien quiera retar el movimiento. La incomodidad se nota. Los hombres no se entienden fuera del status quo. ¿por qué habríamos de rebelarnos? ¿por qué queremos que no puedan violarnos, vendernos, o forzarnos a hacer lo que necesiten? Es más, si tanta es nuestra urgencia, ¿por qué no llevamos la movilización a un lugar donde puedan, de una vez, matarnos? Nadie les ha explicado su error, porque lo único que ven a su alrededor es violencia. Su realidad no es la de mi círculo social.

Hay que educar a los niños, para que no crezcan actuando en manada. Para que no aprendan que usando la fuerza pueden callarte. Callarnos.

Porque eso es cierto cuando estamos solas. Cuando somos pocas.

No les demos la comodidad del silencio. No dejemos pasar las burlas que normalizan los abusos. Si de todas formas nos golpean, armemos una barrera tan fuerte que ya no puedan quebrar. Que les dé miedo tocar. Que no se atrevan a burlarse de lo que ha sido nuestra realidad, como mujeres, hasta el día de hoy.

Personas celebrando la golpiza propinada al grupo feminista Pussy Riot en Rusia.

Educa a tus compañeros, a tus hijos, a tus jefes. A los que puedas. Ellos no entienden, porque nadie a su alrededor les explica. Porque viven al día, o porque viven tan cómodos que no necesitan pensar. Porque su padre o su madre les dijeron, desde niños, que a las mujeres hay que insistirles. Y aunque digan que no quieren, sí quieren.

Si estás leyendo esto, ayúdame. De a poco vamos a ir erradicando la violencia que sufrimos. Con esfuerzo y sororidad, haremos que las instituciones nos respalden.

No es fácil y nunca lo ha sido. Pero sí se puede lograr. Recuerda que un día era ilegal que votáramos, o que tuviéramos propiedades. Este año demostramos que además de estar unidas, podemos mover la economía, y lo que se necesite, para hacernos notar.

Ninguna lucha es fácil y ésta es la que nos toca a nosotras. Para que las que vengan puedan caminar tranquilas en la noche. Para que mi México, sea el de todas. Y que sea mucho mejor.

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